28 enero 2007

ACONDICIONAMIENTO FÍSICO Y CARGAS DE TRABAJO EN NIÑOS


En este post voy a dejar de lado un rato tanto aspecto técnico de la traumatología y voy a entrar en un tema difícil y controvertido por la cantidad de opiniones diversas que he escuchado en estos años de entrenadores, preparadores físicos, profesores, etc.

Y además es un tema que no deja de inquietar a los padres. La información de cómo y hasta cuando forzar a un niño en su acondicionamiento físico, en especial en la parte muscular es muy dispersa. Con muchos estudios comprobados, otros desechados y mucho de opinión personal informada y no informada. Varias veces he presenciado discusiones eternas sobre hacer o no pesas con los niños, que tipo de pesas; reclamos de los padres por usar o no usarlas; si es beneficioso o no ciertos tipos de acondicionamiento físico, etc.

Les voy a mostrar algunos consensos que científicamente tienen apoyo y demostración.

Partamos por definir que este tipo de entrenamiento consiste en el uso progresivo de una gran gama de cargas de resistencia, como el uso del peso propio (flexiones de brazo, en barra, etc.), pesos libres o en máquina, livianos o pesados; bandas elásticas, balones medicinales, saltos de diversa intensidad usando los conceptos de la pliometría, etc.
Este entrenamiento busca mejorar o mantener la fuerza muscular, la potencia y rendimiento muscular y un gran tema en entrenamiento y rehabilitación: la propiocepción (sensación de posición espacial).

El acondicionamiento muchas veces no ocupa las mismas técnicas que se ocupan en el deporte específico que se está entrenando. Por ejemplo, pueden entrenar tácticas de fútbol con pelota detenida en un momento (deporte específico); pero al otro día pueden tener a los niños haciendo pesas para sus cuádriceps e isquiotibiales, sin ver una pelota en ese día (acondicionamiento muscular)

Si se tiene el cuidado de tener una calidad adecuada de entrenamiento y supervisión correcta del deportista, los beneficios de salud comprobados, en un acondionamiento físico en niños, son:
- buen fitness cardiovascular
- adecuado porcentaje de grasa corporal
- cifras de colesterol y triglicéridos óptimas
- densidad ósea adecuada (“dureza del hueso”)
- disminución de problemas sicológicos
- mejoría de habilidades motoras
- disminución de incidencia (aparición) de lesiones deportivas

Sobre esto último, por ejemplo, está demostrado que músculos, tendones y ligamentos más fuertes, tienen menos lesiones y se recuperan más rápido cuando se lesionan.

Está demostrado que las mujeres adolescentes deportistas, tienen una incidencia mayor de lesiones de rodilla y en especial de ligamento cruzado anterior. Un estudio que usó un programa de acondicionamiento físico con pliometría (entrenamiento con saltos) y refuerzo de los músculos isquiotibiales, durante 6 semanas, bajó el número de lesiones de rodilla alrededor de 3 veces (2.4 a 3.6 según el deporte) en mujeres adolescentes.

Hay algunos estudios que encuentran mejores resultados en el rendimiento deportivo en jóvenes, si se entrena con movimientos musculares rápidos comparado con movimientos de baja velocidad.

La edad adecuada para empezar un este tipo de entrenamiento es después de los 7 u años, cuando el niño(a) tenga la madurez emocional para entender y seguir al entrenador y comprenderlos objetivos de un programa.

Aunque existen muchas combinaciones o tipos de entrenamiento, hay evidencias que una buena mezcla es el uso de ejercicios tradicionales de resistencia (como pesos libres o con máquinas) junto a los ejercicios de pliometría. No hay que dejar de lado el entrenamiento de los músculos isquiotibiales (parte posterior del muslo), que muchas veces son dejados de lado y tienen un rol protector y prevención en muchas lesiones de rodilla, en especial las lesiones de ligamento cruzado anterior. Tampoco hay que olvidar los ejercicios de fortalecimiento de musculatura abdominal y tronco, que tienen un efecto protector en lesiones de columna del deportista como la fractura de stress o espondilolisis.

La pliometría (entrenamiento con saltos) realiza actividades con velocidades musculares el doble de rápidas que otros entrenamientos. Parte con una elongación de un grupo muscular en forma rápida (fase excéntrica) y un acortamiento veloz (fase concéntrica). Este entrenamiento desarrolla, aparte del músculo involucrado, cualidades de balance y estabilización corporal (en especial saltos en un pie y laterales). Esto ayuda a que en la práctica deportiva real, el niño deportista realice movimientos rápidos e inesperados, con cambios de direcciones bruscas, en forma más segura.

Un programa de acondicionamiento debería ser, ojalá, aplicado por lo menos 6 semanas antes de un periodo de competencia. Muchos estudios muestran que niños deportistas que ingresan directamente a un torneo, sin acondicionamiento previo, tienen más lesiones de sobreuso y lesiones agudas.

En niños y adolescentes, las cargas de entrenamiento deben ser individuales, con precaución en el volumen, frecuencia, intensidad y progresión; porque en estas etapas, con una misma edad, nos encontramos con deportistas con distintos niveles de fitness, y en especial con diversos niveles de maduración (e inmadurez) ósea.

Hay mucha información sobre este tema. No les doy recetas específicas de entrenamiento, porque no me dedico a eso; pero sí les doy una visión médica del asunto.

Hasta la próxima…

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